¡No quitéis las cruces!

Reflexiones sobre los símbolos Cristianos

 

Queridos amigos,

 

Los símbolos Cristianos son a veces una espina en los ojos de alguno.  Los debates son múltiples: se dice que las cruces en los tribunales o clases violan la libertad religiosa de los no-creyentes.  Con el mismo argumento un árbol de Navidad era eliminado de una escuela francesa.  Un monumento con los Diez Mandamientos situado delante de un Juzgado en EUA tuvo que desaparecer – al igual que el juez que pidió que se mantuviera.  Del mismo modo, las postales de Navidad y las celebraciones navideñas han sido víctimas de „lo políticamente correcto“: casi el 99% de las postales de Navidad británicas no tenían ningún símbolo cristiano; más de 2000 empresas en Londres no organizaron la fiesta de Navidad por el mismo motivo.

 

El argumento utilizado es uno: que la gente de otras creencias o distinta ideología podría sentirse discriminada.  Uno tiene que respetarles y tolerar su libertad – y quitar todos los símbolos religiosos.

 

Un periodista alemán, Peter Hahne, da una respuesta muy acertada:  „Este tipo de tolerancia a menudo no es otra cosa que una palabra manipulada que camufla lo que en realidad es la falta de punto de vista.  En realidad, esto nos conduce, llevado al extremo, a la intolerancia […] La auténtica tolerancia se fundamenta en opiniones firmes.“

 

Walter Kasper, Cardenal y Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana describe en el siguiente texto el porqué ve en la eliminación de los símbolos Cristianos en la esfera pública una „negación cultural y religiosa de uno mismo“, y el porqué la tolerancia es „el respetar las convicciones de los otros“ y no „la renuncia a las propias creencias“.

 

¡Por una Europa renovada!

 

Su Equipo de „Europa por Cristo!“

 

P.D.: no olvidéis: el Padrenuestro diario por una Europa basada en los valores Cristianos!

 

 

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„Cosecharemos el desprecio“

 

Reflexiones del Cardenal Walter Kasper, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana.

 

„La Cruz Cristiana se puede ver en las torres de las iglesias desde Portugal hasta Finlandia, desde Irlanda hasta Moscú.  Es el símbolo de la identidad de Europa.  Apartar la cruz, limitándola al ámbito privado o escondiéndola es lo mismo que una capitulación y una negación de la propia cultura y religión.  De este modo, no cosecharemos respeto, sino desprecio por parte de los creyentes de otras religiones.

 

¿Se puede imaginar un país de mayoría Musulmana que renuncie al símbolo de la media-luna?  ¿acaso tendrían éxito en esos países las quejas de los Cristianos por las molestias causadas en la noche por la llamada del Muezzin?  ¿Acaso renunciarían los Musulmanes a construir una mezquita sólo porque algunos ciudadanos o grupos de ciudadanos pudieran ofenderse?

 

Actualmente mantenemos una equivocada, por no decir una débil y cobarde comprensión de la tolerancia.  La tolerancia significa respetar y estimar las creencias del otro, pero no renunciar a las propias creencias.

 

Claro que mirar a Jesús en la cruz puede ser desconcertante, espantoso e incluso una visión que puede remover interiormente.  ¿Pero acaso no es a menudo nuestro mundo espantoso y tormentoso?  ¿No tienen nuestros hijos esta experiencia cada día al mirar –no los brutales juegos asesinos- sino simplemente las noticias de la noche?  En medio de un mundo lleno de injusticia y violencia esta cruz del Crucificado debería ser un símbolo de reconciliación y de amor que se extiende a las situaciones más oscuras.

 

Tengo la impresión que en este aspecto algunos presuntos Cristianos críticos son superados por los Hindús y los Musulmanes en su respeto por Jesús.  A pesar de que los Musulmanes no creen en la filiación divina de Jesús, le tienen el más profundo respeto como profeta.  El Corán también tiene una historia de Navidad (incluyendo el parto de la Virgen).  ¿Por qué deberían entonces las guarderías Cristianas dejar de explicar la historia de la Natividad o representarla mediante el Belén?  Este tipo de tolerancia al final lleva al absurdo.

 

Muy diferente a esto es rezar con los Musulmanes o con los No-Cristianos. Esto no es posible.  La mezcla de distintas religiones no es una expresión de respeto sino una falta de respeto hacia el otro.  Niega no sólamente la propia fe sino que incluso induce al otro a negar la suya.  Es algo que deberíamos evitar, tanto por nosotros como por los otros.  La respuesta a nuestra realidad plural no es reducirlo todo a algo homogéneo sino que aprendamos a respetarnos los unos a los otros en nuestras diferencias.“

 

 

Agradecemos a la Revista Focus por permitirnos usar este texto del ejemplar n° 52/2006.